Terraferida denuncia el destrozo del Torrent de Na Llebrona (Manacor) con maquinaria pesada. Pedimos a la Consejería de Medio Ambiente que abandone estas "limpiezas" salvajes y que se respeten estos ecosistemas tan valiosos. La carrera absurda para ver qué partido "limpia" más kilómetros de torrentes tiene unas consecuencias desastrosas para el patrimonio natural de Mallorca. Los últimos meses la Consejería de Medio Ambiente ha arrasado parte del Torrent de Na Llebrona y del Rieró de Na Borges a su paso por Sa Vall de Manacor.

Este es sólo un ejemplo de las políticas de limpieza de torrentes agresivas que todavía se aplican y que comenzaron la pasada legislatura con Gabriel Company. De hecho dentro 2018 deberían "limpiarlo" o "acondicionado" cerca de 100 km de torrentes con maquinaria pesada, lo que tiene graves consecuencias ecológicas si se hace en zonas sensibles. La creencia de "los torrentes están sucios" tiene consecuencias sobre la diversidad y el patrimonio natural hermoso y diverso. También denunciamos que estas actuaciones están dañando estructuras de ingeniería hídrica tradicional, como paredes secas, acequias y alcantarillas. La realidad, es que los torrentes y su entorno han sido maltratados durante décadas, y éstas actuaciones son una agresión más.

Los torrentes que llevan sedimentos y vegetación, como han hecho durante miles de años no están sucios y la administración tiene técnicos cualificados que lo saben de hecho hay documentos técnicos del propio Gobierno que desaconsejan estas actuaciones, hasta el punto que son identificadas por los expertos como una amenaza. El problema de los torrentes y de muchas zonas inundables es que se ha urbanizado encima, despreciando las consecuencias que esto podría tener para la seguridad humana. El problema de los torrentes y muchas zonas húmedas, es que han sido usados ​​como vertederos durante décadas, han sido encementados en muchos de tramos, y se han puesto rejillas, muros y barreras humanas de todo tipo. estas actuaciones en tramos sensibles, sobre todo si afectan a bosques de ribera, son una política del pasado que hay que abandonar.

Unos hábitats de gran valor y belleza y que cumplen una función importante. La vegetación de las camas y aceras de torrentes reduce, precisamente, la fuerza del agua y ayuda a aumentar la infiltración a los acuíferos. También fijan sedimentos con sus raíces, disminuyendo la escorrentía. Los torrentes no son cloacas, transportan agua y sedimento y son santuarios de biodiversidad.

Tampoco son simples conductos de agua y tienen, junto con su vegetación asociada, una función ecológica fundamental. Además, son corredores ecológicos para la fauna, elevan la calidad del paisaje y tienen alta producción primaria. Estas actuaciones de "Limpieza" son demasiado agresivas, excavan y compactan los cauces o camas con maquinaria pesada, eliminando hábitats de interés comunitario, especies vegetales protegidas y dejando indefensa la tierra ante los ríos del otoño.

Así como no es tal un bosque para evitar incendios, una gestión sostenible de las riberas debería tener como objetivo reducir cualquier elemento que perturbe la funcionalidad del régimen hídrico, ordenante y respetando los valores naturales y los diferentes elementos que lo configuran, en ningún caso eliminando completamente la vegetación. En el caso que nos ocupa, se han roto y herido árboles propios de ribera, algunos de ellos de cerca de 25 metros de altura y las heridas les dejan expuestos a diversos hongos, estos les pueden producir podredumbres y otros enfermedades que pueden llegar a matar.

Este tipo de limpiezas agresivas tampoco evitan ninguna corriente. El 2018 de hecho, se "limpió" a fondo los torrentes alrededor de Sant Llorenç, un torrente había sido ensanchado y ampliado de cemento tras la torrentada de 1989. Esta nueva actuación, y todas las anteriores, no evitaron el desastre. Es por ello que pedimos a la Consejería de Medio Ambiente que detenga las limpiezas con maquinaria en las zonas más sensibles de los torrentes y vuelva a hacer una gestión sostenible y con criterios ecológicos de los torrentes, tal como recomiendan sus propios expertos. Pedimos también, una gestión urbanística coherente con las áreas de crecida de los cauces de los torrentes y de las zonas inundables cartografiadas por la propia administración.