AGENCIA MANACORNOTICIAS 14/01/2019 - 07:45:30 |
Los rivales cuentan y cambian los números, pero se vislumbra una mejoría que puede ayudar mucho al número dos del mundo. Simplemente, es una cuestión de paciencia. |
Rafa Nadal ha vuelto. Lo ha hecho 129 días después de jugar su último partido oficial. Fue en el US Open, donde tuvo que retirarse por una lesión en la rodilla derecha cuando perdía en semifinales contra Del Potro. Después vinieron más molestias, en la zona abdominal, el tobillo derecho y el muslo izquierdo, pero el balear nunca se rinde y en el Abierto de Australia ha dejado claro que viene a ganar. De momento, está en segunda ronda tras superar en tres sets, y con alguna dificultad más de las que le hubiera gustado tener, a James Duckworth, australiano de 26 años y 238 del mundo por culpa de las lesiones que jugaba con una invitación del torneo: 6-4, 6-3 y 7-5 en dos horas y 15 minutos. Espera rival para la segunda ronda: Ebden o Struff.
Nadal puso en marcha, por primera vez en un duelo puntuable, su nueva mecánica de saque, que le funcionó de más a menos. En el primer set lo bordó: 88% de puntos ganados con primeros y 75% con segundos. Solo cuatro perdidos con ellos (20/24). Luego, la producción fue bajando (74% y 25% en el segundo parcial y 63% y 60% en el tercero). El porcentaje de acierto subió a un 83% en la segunda manga y después bajó considerablemente en la tercera (56%). A consecuencia de esto, encajó dos quiebres. No son más que datos que hay que poner en perspectiva teniendo en cuenta que los nuevos movimientos más rápidos e intencionados dan sus primeros pasos en serio.
El avance se notó más que en el casi imperceptible cambio en la forma de sacar, más rápida, con menos retroceso en la mano izquierda tras lanzar la bola y sin tanto efecto en los segundos, en que Nadal ganó muchos de los puntos con su servicio con pocos intercambios y un menor esfuerzo, lo que más le interera. Y minimizar errores. En el parcial de inicio solo cometió uno, 11 al final, muy pocos. Todo redunda en un gran beneficio, evitar el dolor. Duckworth se la jugó mucho en sus turnos subiendo a la red, aunque eso le penalizó, y fue leyendo cada vez mejor las intenciones del balear al resto. Los rivales cuentan y cambian los números, pero se vislumbra una mejoría que puede ayudar mucho al número dos del mundo. Simplemente, es una cuestión de paciencia.
A por hitos históricos. Sus objetivos siguen ahí: ser el primer jugador de la Era Open (desde 1968) en ganar al menos dos veces cada uno de los cuatro Grand Slams, lo que supondría volver a levantar el título en Melbourne 10 años después; sumar 18 majors, a dos de Federer y, por qué no, recuperar cuanto antes el número uno que ahora ocupa Djokovic, para lo que tendría que ser campeón y que el serbio cayera antes de octavos. Escrito por Nacho Albarrán del diario deportivo AS, editado por la Agencia Manacor Noticias.
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