Llega el otoño y vuelve el cambio de hora: este domingo 27 de octubre a las 3 serán las dos y se instaurará el horario de invierno. El cambio llega con el habitual debate sobre si es cierto que se produce un ahorro energético y los perjuicios que provocan en los ciudadanos, en especial niños y ancianos. La mayoría preferiría no cambiar el horario, como ya dijeron en la macroconsulta planteada por la UE sobre el cambio de hora en verano de 2018.

Por ello, ahora que toca retrasar los relojes, muchos se preguntan qué pasó con el resultado de la consulta y con los comités de expertos que se anunciaron a nivel europeo y en cada país miembro. La respuesta es que habrá que esperar: ante la falta de consenso entre expertos y países, la UE retrasó hasta 2021 la anulación de los cambios de hora.

El 65% de los españoles preferiría quedarse con el horario de verano, según el CIS, pero algunos investigadores piensan que sería mejor opción para España, por motivos socioeconómicos y comerciales, permanecer en el horario de invierno, como Francia y Alemania. Sobre el ahorro energético, el motivo habitualmente esgrimido para mantener los cambios, informes europeos avisan de que es ínfimo y en todo caso no es igual en todos los países.

El Ministerio de Transición Ecológica indica, informa Efe, que aunque en el caso de España no hay informes actualizados, las nuevas políticas de eficiencia energética alteran "significativamente" los análisis que se realizaban hace años y que están detrás de la imposición de la medida.

El Gobierno de Pedro Sánchez anunció en su día un comité de expertos para analizar qué horario debería adoptar España pero no hubo decisión alguna. El comité propuso no hacer nada y aguardar a 2021, para favorecer la "reflexión" y el debate sobre una decisión que generaría "gran cantidad de repercusiones de impacto", en palabras de Isabel Celaá, en ámbitos como el económico y el cultural. Según explicó la portavoz, aunque los españoles preferirían el de verano, los expertos se inclinan por el de invierno.

En medio del debate y a pesar de las quejas, lo que parece claro es que el cambio de hora en otoño y primavera seguirá vigente, previsiblemente, al menos dos años más, mientras se especula con el perjuicio que provoca, sobre todo, en niños y personas con horario nocturno. Para tratar de reducir su impacto, el consejo habitual es que en lo posible el cambio se haga de forma gradual en los días anteriores al día oficial, para que el cuerpo se adapte poco a poco al nuevo ritmo.