Editorial: Hoy miércoles día 27 de mayo de 2020 es uno de esos días que parece que el sol quiera salir antes de hora, no le toca todavía alumbrar la mañana, pero desea madrugar. Hasta los gallos avisan con sus cantos a las 5:30 que habrá novedades. Lo último que recibí ayer fue una foto de la fachada del Ayuntamiento de Son Servera para advertirme que durante 10 jornadas sus banderas estarán a media asta para honrar a quienes se han ido por el COVID-19. El Consistorio de Manacor había emitido un texto comunicando que el pregón de las Fires y Festes de Primavera se retrasaba por el luto establecido desde el 26 de mayo al 4 de junio. Lo harán un día después el 5.

Se ha liado la gorda con Marlasca, el Ministro de la mano de hierro enfadó en Cataluña a la Policía Nacional y ahora ha puesto en pie de guerra a la Guardia Civil. Aplauden Junqueras y Rufián que se ponga firmes a la benemérita. Nada nuevo en el horizonte, dará la versión de los hechos Antonio García Ferreras y será más lógico lo que ha hecho el ex-juez. Sin embrago el vídeo de Pedro J., deja claro que si el presidente no destituye a la directora general de la Guardia Civil o al propio Marlasca, será el caso Sánchez y entonces el presidente tiene un problema añadido a las decenas que le llueven.

Unos y otras convencidos que el virus se ha escondido en Mallorca. Desde que tenemos cuidado con las distancias sociales, hay cada vez más mascarillas, tenemos las manos impecables, se ha roto la cadena del contagio. No hay infectados en los domicilios, en el Hospital de Manacor tan solo 5 ingresados y nadie en la UCI y en el Comarcal de Inca la ridícula cifra de tres, de ellos 1 en UCI. Nuestros pueblos de la isla han demostrado que sus defensas responden bien a los ataques del coronavirus. Brindan y aplauden los sanitarios, misión cumplida, gracias sois fantásticos.

Una amiga está muy sensible desde ayer, perdió a su padre en esta tercera guerra mundial. Los crespones en todas las fachadas oficiales le recuerdan aquella magnífica persona que trabajó sin descanso para que ella tuviese una carrera y mejor futuro. No la dejaba trabajar ni un segundo y mira que lo intentó, hasta de escondidas. Tu trabajo es estudiar le decía. Nunca le faltó de nada, sus padres descubrieron e inventaron la austeridad para que ella tuviese excedentes.

Le dejaron despedirse de él un corto instante. Está en su corazón para siempre, eterno, y en el alma como si fuese un colorido tatuaje. Su padre, aquel hombre que cuando su hija terminó sus estudios lo celebró como si él fuese el alumno premiado. Cuanta sabiduría han demostrado aquella generación que se remangaron para conseguir un futuro mejor, que se integraron en el turismo como si lo hubiesen hecho siempre. Que nunca pensaron en ellos. Hacían su casa y dejaban otra planta preparada para sus hijos tuvieran un tejado, paredes. Protección ante la intemperie.

Oigo un ruido ensordecedor al lado mismo del balcón y observo con estupor una pelea de gatos de madrugada. Que habrá pasado entre ellos, es dantesco, parece una lucha de gladiadores. Uno herido retrocede, se va tocado, lame sus heridas cabizbajo, derrotado. Ambos han sufrido profundos arañazos. La naturaleza nos ha hecho así, no tenemos punto medio, ni los humanos ni los animales. Ráfagas de agresividad desmedida, momentos sin control. Expresiones salvajes. Había dejado un vecino en una fachada trastos de toda índole en un lugar inadecuado y contesto a quién le reprendió con desaire e insultando. Lo hace mal y no atiende a razones cívicas.

Voy terminando el folio antes en blanco, y mis habituales editoriales en estos tiempos de cólera y desazón. Todo vuelve a la normalidad dice el presidente y sus voceros. La rutina impregna nuestra vida laboral y ociosa. Ojalá demostremos que estos casi tres meses han servido para algo. Soy consciente que comienza la cuesta económica, la realidad, los miedos y la incertidumbre. Se han rotos muchas cosas y no será fácil recomponer todo como antes de la pandemia. Pero no podemos mirar atrás, habrá luto y cuando termine debemos honrar a nuestros muertos con la mejor vida que nos desearon y labraron. Rafael Gabaldón San Miguel.